A estas alturas, nadie duda de la importancia de la estrategia de contenidos en la comunicación de una empresa. Atracción de usuarios a tu página web, altavoz para tus productos y servicios, narrativa sobre tus valores, actualidad, interacción, venta… Un sinfín de elementos hacen que crear tu propia información sea, en la era de internet, una necesidad prácticamente primaria. Pero, aunque todo el mundo que sepa de qué va esta película esté de acuerdo en la importancia de prestarle atención, no es tan común hacerlo correctamente.
El marketing de contenidos, como casi todo, tiene su parte subjetiva y su parte objetiva. Los elementos subjetivos son aquellos que hacen que cada estrategia y cada ejecución sean únicas, que cada marca encuentre una voz única y que cada idea innovadora pueda encontrar acomodo. Pero también hay una parte objetiva, casi científica: cosas que sabemos que hay que hacer y que no hay que hacer. Unas reglas si queremos que todo funcione. Y, entre todo el ruido, hay muchas maneras de perder el tiempo con tu marketing de contenidos, aunque mucha gente equivocadamente trate de seguirlas con la esperanza de que funcionen.
Súbete a las modas
Criptomonedas, inteligencia artificial, la Kings League, la Fórmula 1 y otros muchos temas de conversación están, para bien o para mal, de moda. Un gran error es creer que tu blog, redes sociales o canales de comunicación deben hablar de todo lo que forma parte de la agenda pública. Spoiler: no es así. Encuentra los temas que te afectan y que interesan a tu público objetivo. No vivas de espaldas a la actualidad, pero tampoco te obsesiones por subirte a cualquier ola.
Copia a tu competencia
Un error de novato es seguir a ciegas lo que hace la competencia, ya sea real o aspiracional. Cada empresa recorre su propio camino, y lo que ha funcionado a otros puede no hacerlo para ti. Muchas pequeñas empresas basan su estrategia de contenidos en calcar lo que hacen otras más grandes y asentadas, pero es una manera perfecta para que sus esfuerzos sean en vano. El público quiere autenticidad y originalidad, no versiones reducidas de algo que ya conocen. Inspiración, sí; copias, no. Además, ¿realmente quieres que tu marca crezca a base de plagios?
Guarda la metralleta
Sabemos que la constancia es básica, que publicando cada dos meses no conseguirás nada, pero eso no implica que debas crear contenido como quien tiene una máquina de hacer churros. La cantidad es importante, pero sin calidad no sirve de nada. Asegúrate de que tu contenido cuenta algo útil y no te fuerces a crearlo con más frecuencia que buenas ideas seas capaz de generar.
La distribución lo es todo
Si publicas contenido y luego no lo mueves será como si estuvieras gritando en una habitación cerrada con candado. Es muy romántico esperar que los usuarios lleguen de manera orgánica hasta nuestro contenido, pero también es poco realista. El contenido no sirve de nada si no se difunde en redes sociales, por muy bueno que sea. Cada contenido que generes debe sí o sí difundirse en tus canales, e idealmente más de una vez. Nuevos enfoques, clips, cortes e ideas pueden sacarse para que un mismo contenido se distribuya en repetidas ocasiones.
El sobrinity manager
Todos tenemos un sobrino que maneja TikTok con facilidad, que está a la última en todo, que vive con el móvil en la mano y que tiene la pantalla encendida más horas que un cine. Pero eso no significa saber gestionar la comunicación de una empresa, su marketing de contenidos ni sus redes sociales. La figura del sobrinity manager es común a empresas que creen que pueden ahorrarse unos euros pero, por el camino, pierden más tiempo y dinero por no contar con expertos desde el principio.
Si quieres seguir perdiendo el tiempo con tu estrategia de contenidos, sigue todas estas pautas al pie de la letra: habla de todos los temas calientes, copia a tu competencia, publica contenido sin parar y fíale las claves de tus perfiles a ese sobrino molón. Si quieres empezar a sacarle partido a internet, mejor cuenta con profesionales.